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DONDE NO HABÍA MÁQUINAS

¡Esto es un homenaje!humilladero
Ángel Pérez fundador del taller, aprende el oficio con los mejores ebanistas de Madrid en la primera mitad del siglo pasado. En unos talleres del corazón de la Capital, donde no había máquinas, donde los maestros de taller enseñaban y se pagaba por aprender el oficio.
Ángel Pérez amplia su formación al ser becado por la Universidad Laboral de Córdoba, teniendo la ocasión de forjarse al lado de auténticos ebanistas, doradores, barnizadores, marqueteros, tallistas y etc.
En 1950, en unos antiguos establos de la casa familiar, funda su primer taller, un espacio de 45 m².
Empieza el desarrollo económico de los años 60, los encargos aumentan, con la ayuda de su esposa y su hijo Jacinto, traslada el taller a un local de 105 m² “mas del doble del anterior”.
Aranda de Duero en aquella época con 12.000 habitantes y Ángel Pérez con 3 hijos y unas ganas enormes de trabajar, se convierte en el ebanista de referencia en Aranda, recibiendo encargos de todo tipo de muebles e instalaciones comerciales.
En 1982, acompañado de su esposa –su eterna ayuda– y sus 3 hijos a los que ha contagiado la ebanistería, traslada el taller a las actuales instalaciones, en el polígono industrial Allendeduero.
Con los pies en la tierra, como lo hacen las grandes personas, camina lento, asegurando todos sus compromisos con la responsabilidad de un temperamento cabal.
Equipa un autentico taller de ebanistería artesana.
Visita ferias.
Lee, dibuja, escucha.
Forma aprendices, de donde salen los mejores oficiales ebanistas.